miércoles, 2 de noviembre de 2016

Se han preguntado: ¿Como comunicarse con una persona que tiene alzheimer?


Sobre Parkinson y cómo enfrentar las enfermedades crónicas

En tantas enfermedades, Parkinson no es la excepción, enfrentar el diagnóstico y reacomodarnos tras recibir el impacto exige contar con una estructura equilibrada que no sólo nos permita compensar el daño, sino aprovechar el trance para agregar nuevas armas y así salir fortalecidos.
“La calidad de nuestros lazos sociales influye a la hora de afrontar los efectos de las enfermedades graves”, dijo Meaghan Barlow, del Laboratorio de Personalidad, Envejecimiento y Salud de la Universidad de Concordia, en Montreal.
Este panorama debe enfrentarse intentando ser positivos con respecto a sus dificultades de salud y no culpándose a sí mismo por la enfermedad.
Aislarse no ayuda pues dejar de socializar solamente contribuye a una espiral descendente. Tomemos el ejemplo del actor Robin Williams quien opinaba: “Solía pensar que la peor cosa en la vida era terminar solo. No lo es, lo peor de la vida es terminar con alguien que te hace sentir solo”.
Así las cosas, el hecho de que la soledad puede llevar a mayores complicaciones, obliga a tomar medidas para evitar los efectos de entrar en un círculo vicioso. Hallar diferentes maneras de conectar con otras personas también significa que se es menos propenso a culparse a uno mismo por estar enfermo evitando presionar a la pareja para que llene ese vacío. Pero la soledad también da ventajas. Contar con momentos para conocernos a nosotros mismos y alejarnos del bullicio (que tomamos como sinónimo de compañía). De este modo nos fortaleceremos como individuos y creceremos como personas, sólo si sabemos capitalizarla.
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También nos encontramos con otro aspecto imprescindible para la recuperación, la autoestima. Desempeña la función de termostato emocional modulando el impacto de las emociones negativas, evitando que se extiendan al resto de la vida, según Luis Hornstein. Se manifiesta a través de las emociones, de los pensamientos y la acción. Influye en nuestras relaciones sociales y proyectos. Se alimenta de éxitos (que no es lo mismo que salir primeros), de nuestros vínculos y proyectos. La autoestima facilita la acción: la acción alienta, modela y construye aún más autoestima.
Viene a ser como el sistema inmunológico del psiquismo, dándonos resistencia, fortaleza y resiliencia. Una pobre autoimagen nos torna vulnerables ante los problemas de la vida. Si no creemos en nosotros mismos, en nuestra eficacia, ni en nuestra capacidad de ser amados, el mundo será un lugar difícil.
La autoestima es lo que pienso y lo que siento sobre mí mismo, no lo que piensa o siente alguna otra persona acerca de mí. Mi familia, mi pareja y mis amigos pueden amarme y aun así puede que yo no me ame. Mis compañeros de trabajo pueden admirarme y aun así yo me veo como alguien insignificante. Puedo proyectar una imagen de seguridad y aplomo que “engañe” a todo el mundo y aun así temblar por mis sentimientos de insuficiencia. Puedo satisfacer las expectativas de otros y aún así fracasar en mi propia vida. Puedo ganar todos los honores y aun así sentir que no he conseguido nada. Millones de personas pueden admirarme y aun así me levanto cada mañana con un doloroso sentimiento de fraude y un vacío interno.
La autoestima es sentirnos competentes para enfrentarnos a los desafíos y creernos merecedores de recompensa. Contiene varios aspectos: confianza en nuestra capacidad de pensar, aprender, elegir y tomar decisiones adecuadas y convicción en nuestro derecho a ser reconocidos por los demás y por nosotros mismos.
Más fuerte será la autoestima si podemos:
1-“Creer en las capacidades para actuar con eficacia en el logro de las metas”.
2- “Estar satisfecho con la forma de actuar”.
3- “Tomar decisiones y perseverar en ellas”.
4- “Tener una mirada benevolente hacia uno mismo”.
5- “Lograr una imagen aceptable de sí mismo”.
6- “Evaluar logros y relaciones afectivas en función de los proyectos personales”.
Apenas nacidos, somos pura necesidad: de ser abrazados y alimentados. Después tenemos relaciones amorosas y sexuales. Después el placer del trabajo y de otras actividades. Pero pasamos mediante una transición que procura la autosuficiencia.
La autoestima es un estuario caudaloso, con cambiantes mareas. El Paraná cuando desemboca en el Río de la Plata. Los ríos que desembocan en la autoestima son la infancia, las realizaciones, la trama de relaciones significativas, pero también los proyectos (individuales y colectivos) que desde el futuro hacen posible el presente. Repitamos esto: sin futuro no hay presente. Por supuesto que con tantos afluentes la autoestima es turbulenta, inestable.
Las personas con una buena autoestima no vacilan en pedir ayuda a los demás. Están seguras de que la ayuda es un préstamo que podrán devolver. Y los demás son como los bancos: le prestan al que tiene con qué responder. Dicho de otra manera, ayúdate que te ayudarán.
Hay dos modos de reaccionar al fracaso. O aceptarlo y sacar una enseñanza o se echa la culpa a los demás. A partir de un acontecimiento dado, tendemos a atribuirle ciertas características: lo que ha ocurrido depende de mí o del exterior, va a reproducirse o será un hecho aislado, es representativo o limitado.
Dicho esto, volvamos a lo nuestro. En nuestra fundación buscamos transformar el golpe en algo positivo. En el diario ganar o perder, el resultado nos dirá que triunfamos por la lucha misma. Tenemos esa capacidad, la de superarnos a nosotros mismos y para eso, decidimos entrenarnos en cuerpo y mente, en este mundo social, no tenemos porque excluirnos. Decidimos hacer frente al Parkinson y demostrarnos que tenemos cómo, sólo que unidos veremos los mejores resultados.

Tomado de :http://diarioepoca.com/638769/sobre-parkinson-y-como-enfrentar-las-enfermedades-cronicas/

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